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Ayahuasca: Planta maestra que nos enseña a descubrir nuestra misión en esta Vida



La Maestra Ayahuasca (banisteriopsis caapi) es una liana de la selva amazónica. Es conocida y utilizada por los pueblos indígenas amazónicos; la consideran planta maestra y sagrada; constituye el fundamento del chamanismo, de la medicina tradicional y de la cosmovisión indígena. Se la denomina Caapi en Brasil, Natema en Ecuador, Yajé en Colombia y Ayahuasca en Perú. En el idioma quechua ayahuasca significa “liana de los cielos”; así como Mihi, Dapa, Pindé, Kamarampi y otros.

El término Ayahuasca deriva de las palabras quechuas "aya" que quiere decir muerto y "huasca" que quiere decir soga o liana. Esto se traduce como la soga de los muertos o la liana de los muertos, y es considerada una bebida utilizada por los iniciados para comunicarse con el mundo de los espíritus. Este brebaje es considerado como el fundamento de la conexión mágico-espiritual de más de 75 etnias de la Alta y Baja Amazonía
El uso de el Ayahuasca se remonta hace más de cinco mil años y aún pervive como saber mágico - religioso y terapéutico. Ha sido utilizada como un camino para obtener la expansión de la conciencia, porque posee un componente psicoactivo unido a las hojas del arbusto llamado Chacruna (psychotria viridis). El Ayahuasca se ingiere en ceremonias rituales de curación y limpieza. Los efectos psicoactivos del Ayahuasca se deben al Dimetiltriptamina (DMT), sustancia que segrega nuestro propio cuerpo y que es la responsable de los sueños nocturnos. Según los curanderos la Chacruna es la responsable de "pintar las visiones" mientras que la Ayahuasca es la que enseña detrás de las visiones.

El Ayahuasca, además de ser un método de limpieza interior que trabaja simultáneamente en el cuerpo físico, energético y psíquico, permitiéndonos un proceso de limpieza en esos niveles, es también una puerta de acceso a estados modificados de consciencia, permitiéndonos observar realidades que serían ocultas en circunstancias ordinarias. Esta situación nos permitirá entender y reconciliarnos con la vida, con los demás, con la naturaleza, el universo, con nosotros mismos y con Dios; en palabras de los chamanes que toman Ayahuasca: “vas a ver y a entender”. Esta contribución fundamental a una modificación valerosa de la conciencia, merece especial y seria consideración porque permite al hombre sentir y repensar con respecto a sus límites e infinitas posibilidades espirituales. Asimismo se utiliza para diagnosticar y curar enfermedades y disfunciones en general.


Usos y Beneficios
Producen una profunda acción en el cuerpo, mente, emociones y espíritu, permitiéndonos confrontar y conquistar nuestros miedos más profundos, revitalizar energías vitales y despertar un nivel superior de conciencia con la finalidad de abrirnos hacia nuestro "maestro interior". La Ceremonia de el Ayahuasca, abre una relación con la espiritualidad que durará toda la vida. El Ayahuasca no es adictiva.
La planta mágica Ayahuasca, contiene compuestos químicos naturales capaces de provocar visiones intensas y sensibilizar agudamente los sentidos. Estos y otros efectos conducen a la conciencia humana hacia inéditos estados mentales inexplicables y misteriosos que son a la vez reveladores y maravillosos. La planta maestra Ayahuasca no causa adicción, mas bien, expande la mente y sirve como medio para obtener una experiencia espiritual mística - personal. A su vez el Ayahuasca sirve como recurso psicoanalítico y psicoterapéutico para que la persona adquiera conciencia de sus problemas en su verdadera significación. Bebiendo El Ayahuasca podemos descubrir la esencia misma de nuestra más íntima personalidad.

Sesión Ritual

No son sólo en el ámbito espiritual, sino también en el físico. Existen requisitos previos antes de su ingestión, como la preparación mental, física, emocional y espiritual. La dieta es indispensable: se debe permanecer en ayuno al menos 24 horas antes de la ceremonia, es importante que el estómago esté libre de comida pues los vómitos son frecuentes. No se debe consumir licor, drogas, picantes, ni tener sexo con un mínimo de siete días de antelación a la ceremonia.
El Ayahuasca te lleva a su mundo mágico. Te da lo que tiene que darte, te enseña lo que tiene que enseñarte. El Ayahuasca no es una mera relación química sino una relación mágica. Para ser entendida primero se tiene que aprender a sentir su dimensión, y como dicen los chamanes, usando corazón y no la cabeza. Cada experiencia con Ayahuasca es distinta a la otra.
El Ayahuasca es una planta que nos puede enseñar el camino, nos puede mostrar hacia dónde vamos, cuál es la misión que todo ser humano debe cumplir en la Tierra, en el fondo es tener claro qué doy como humano a esta Tierra, a este espacio, qué es lo que estoy buscando. Es también buscar nuestro lado espiritual conectado a nuestra conciencia, porque habitualmente estamos trabajando la mente, el raciocinio, y nos olvidamos del corazón. El Ayahuasca nos permite esa conexión, conecta la mente con el cuerpo y la energía empieza a circular. Sentimos entonces nuestro corazón, nuestra alma, cómo estamos internamente; las emociones empiezan a fluir libremente. Las visiones aparecen a medida que el canto se intensifica y la mareación sube, producto de la ingestión del brebaje, “produciendo contacto” con ciertas neuronas del cerebro. Todo ritual bien llevado congrega respeto, preparación, confianza y entrega.



AYAWASKHA


El Ayawaskha sabe quién no es digno de esta vida
o es digno de las otras,
o es digno de ninguna.
El Ayawaskha no es placer fugitivo,
ventura o aventura sin semilla.
El Ayawaskha es una puerta,
pero no para huir, sino para entrar
en éstas y otras naturalezas.
Para recorrer las provincias de la noche
que no tienen distancia, inabarcables.
La luz del Ayawaskha no explica,
no revela misterios.
El Ayawaskha riega la tierra desconocida
y ésa es su manera de alumbrar.
Y cuando se le llama
con urgencia y con respeto,
el Ayawaskha es el costado
de un cuchillo de piedra.
Y es punta de la primera flecha
De la última costilla.
Separa el cuerpo de su ánima.
Si un ánima está enferma,
la divorcia de su materia dura,
niega el contagio, lo empala.
El Ayawaskha enseña el origen
y la ubicación del mal.
Y dice con qué cantos,
con qué icaros espantarlo.
Y si el cuerpo está enfermo, igual.
Lo separa de su ánima
para que no la pudra.
Enseña también las raíces
que mantienen al cuerpo espiritual
del ánima material
distantes, separados,
hasta que la carne resucita
en el preciso corazón de su salud.
Y eso que parece ser nada,
lo es todo.
Hay dones, hay poderes,
hay mandatos,
hay raíces y jugos de raíces.
Cortezas precisas para esto y aquello.
Ciertos tipos de lluvia que se beben
y también ciertas piedras.
Cómo y cuándo utilizarlos
y prepararlos,
eso es lo que sabe el Ayawaskha.
Y eso lo transfiere
si así lo considera,
si el cuerpo y el ánima lo merecen.
Cuando se sabe llamar al Ayawaskha
Con urgencia y con respeto,
no hay error, no hay milagro,
ni antes ni después del Ayawaskha.
Hay lo que merecemos conocer,
lo que merecemos ignorar.
Todo es merecimiento.
Cuando se sabe llamar al Ayawaskha
es fácil todo imposible.
Porque hasta la ceniza
se vuelve agua
cuando un sediento la besa.
El Ayawaskha me convierte instrumento
de lo poderoso.
Si es mucho lo que desconozco,
lo que no alcanzo a ver, no importa
el ayahuasca sabe.
Todo es merecimiento.

* Fragmentos del poeta César Calvo y Cucha del Águila .

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